"Para mí sólo recorrer los caminos que tienen corazón, cualquier camino que tenga corazón. Esos recorro, y la única prueba que vale es atravesar todo su largo, y esos recorro mirando, mirando sin aliento" Castaneda

jueves, 2 de enero de 2014

Galápagos VI

Islas Galápagos
Julio 2013

(Transcripción textual del cuaderno de anotaciones)

26/7
Desayuno temprano en la cafetería - "Morocho" y "empanada de viento".
Con el equipo de snorkel que me prestó Guido caminé a las playas. Playamann estaba poblada de lobos marinos, como durante la noche, pero bajo la luz del día tomaba un semblante diáfano -
Entramos en el Centro de Interpretación Darwin, donde a través de un interesante recorrido se expone la historia de las islas y de la ocupación humana en la misma - Al principio se plantea la hipótesis de que una cultura precolombina llegó a ellas (los Huancavilca), pero no se da ninguna prueba concreta - En el siglo XVI llegaron los colonizadores españoles - Fray de Berlanga escribió que, debido al desconocimiento del ser humano, las aves del lugar "se dejaban coger con las manos" - Luego llegaron los piratas, que las utilizaron como punto estratégico y escondieron tesoros, y más tarde balleneros noruegos, que venían engañados bajo la promesa de una tierra fértil, cuando en verdad era pura roca volcánica - A partir de 1920 empieza la ocupación fuerte ecuatoriana - Incluyendo los presos de la isla Isabella, que en 1947 construyeron el Muro de las Lágrimas - 
Pero quería salir rápido del centro Darwin para aprovechar mi último día en las islas haciendo snorkel. Caminando un rato más llegamos a la orilla del cerro Tijeretas y,, con el cielo nublado y el agua fresca, me metí. Al principio tragaba agua salada a lo pavote, pero me fui entendiendo con la respiración y más o menos le cacé la onda - Y ahí estuvo buenísimo - Abajo del agua se veía increíblemente prístino; plantas de colores, corales, millones de peces - Sobretodo había unos peces negros, grandes, con las extremidades amarillas.
De pronto pasó a mi lado un lobo de mar, lo seguí y apareció otro - Estaban jugando como perritos, y yo a su lado, un espectador de lujo de esa genuina alegría animal.
Después fuimos a otra playa, Punta Carola (también conocida como "la playa del amor"), donde decenas de lobos y lobitos marinos reposaban somnolientos sobre la arena.
De vuelta en la cafetería / hospedaje Goodyear (10 dólares x persona la suite, con cocina y baño y camas dobles, una ganga!) le agradecí a Guido su generosidad al prestarme el traje. Él llevaba 2 meses en las islas, buscando un cambio que yo también creo necesitar.
Adiós Galápagos, fue un viaje corto, intenso y enriquecedor. Volveré con más tiempo algún día, para absorber toda esa energía de paz y tranquilidad que inspirás, para intentar fundirme en tus paisajes y tus estrellas, para conocer a fondo tus especies endémicas y para ser, otra vez, parte de un lugar encantado .-








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